jueves, 29 de octubre de 2009

EL CINE DE TERROR DE SAM RAIMI

Se aficionó por la realización a los 13 años gracias a una primitiva cámara de vídeo de un amigo suyo, grabando unos 30 filmes. Bizarro y freak, Sam Raimi se hizo famoso por películas comerciales como la millonaria saga del Hombre Araña o la fantástica y de curioso montaje Darkman, pero antes de esto era un director y guionista experimental que rompió el molde del género de terror, una acertada combinación de humor negro, terror sobrenatural y el gore más brutal.

Escribió y dirigió su opera prima, Posesión Infernal (The Evil Dead), en 1981 con sólo con 22 años y se convirtió directamente en una referencia de las películas terroríficas de serie B, una de las obras más innovadoras del género de terror fantástico. Tras acabar el guión de Posesión infernal, Raimi preparó una versión condensada llamada Within The Woods para comprobar su efectividad ante una audiencia local.

Rodó dos secuelas recurriendo a la auto parodia, Terroríficamente Muertos (Evil Dead II), una especie de remake alocado y ultra-gore de su predecesora en 1987, y El Ejército de las Tinieblas (Army of Darkness) en 1992, un filme más cómico que terrorífico, todas protagonizadas por su amigo y colega Bruce Campbell como Ashley 'Ash' J. Williams y en donde abundan el miedo, las criaturas demoníacas y elementos del género, aderezado con un humor desvergonzado y litros de sangre que las hizo de culto.

Su cine es como un viaje alucinante en una montaña rusa, con su característica manera de rodar imitando al cartoon más disparatado, con planos retorcidos, agresivos travellings y el uso del zoom inverso, un festival de personajes grotescos al extremo, una colección de recursos que en manos de otro director resultarían desagradables o exagerados y falsos, aquí se convierten en una obra hecha con oficio. En suma, su cine está influenciado por el terror cósmico Lovecraftiano, los cartoons clásicos de Tex Avery, los cómics de Marvel, los Tres Chiflados y los hermanos Coen.

Este estilo no solo lo vimos en esta trilogía, también lo ha adaptado a otros géneros, como en la segunda entrega de Spider-man y la estupenda escena de 1 minuto de duración en el que el doctor Octavius se convierte en Octopus. Raimi juega como nadie con esos elementos: Sombras que acechan, sonidos chirriantes, primeros planos de angustia y la insinuación de que el mal está ahí, aunque no lo veamos…

Ante su nueva posición, Raimi ha tomado las libertades que se ha ganado realizando una película que lo transporta al origen del cine de terror sobrenatural con mucho humor: Arrástrame al Infierno (Drag me to Hell), un homenaje al género que le dio la fama, un regreso a los inicios. Escrita en colaboración con su hermano, Ivan Raimi desde 1992, cuando ambos terminaron de escribir El Ejército de las Tinieblas, es cine de terror al más puro estilo de los ochenta pero con un presupuesto acorde al status del director, bastante más alto de las realizaciones típicas de la serie B. Miedo y diversión garantizados para los amantes del género, un filme que impresiona, que es escatológico y que no deja indiferente a nadie.

Sam Raimi ha demostrado que sigue estando en buena forma, y de paso que el cine de terror, aunque siga utilizando historias clásicas de fantasmas, monstruos y demonios, todavía asusta y tiene muchas cosas que decir...

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