domingo, 18 de mayo de 2008

CASAS EMBRUJADAS: PARA NO QUEDARSE A VIVIR

Una tormenta en la noche. Relámpagos. Una casa que golpea las puertas, cierra fuertemente las ventanas, emite ruidos extraños y llena las paredes de sangre. Cuando una vivienda es la protagonista, estamos ante el sub-género de las casas embrujadas, pilar de la novela gótica y de películas de terror, ficción paranormal y cómicas de gran éxito desde hace décadas.

Puede ser cualquier construcción: un castillo antiguo, un hotel famoso, una casa de suburbio o un departamento, pero muchos prefieren la arquitectura de principios del siglo XX o anterior, por lo general solitarias mansiones oscuras. La clave es la presencia de uno o más fantasmas que viven ahí por un crimen horrendo, una muerte violenta o una terrible maldición ocurrida en el pasado.

Las casas tienen vida propia, guardan secretos inconfesables y esperan nuevos e indefensos inquilinos para repetir la experiencia que, cuánto más sanguinaria sea, mejor, aterrándolos de miedo al soltar a sus almas en pena o atacándolos de diversas maneras, presentando el marco perfecto para sensaciones de claustrofobia o de pánico casi siempre sin posibilidad de escapatoria.

Elementos comunes son la familia que se muda a una casa en la que empiezan a pasar cosas raras, afectando primero solo a los niños; un adulto es poseído y trata de matar a su familia; un anciano que recuerda el crimen horrendo que se realizó; cámaras que detectan fantasmas que el ojo humano no ve, y al final, la familia escapa o la casa los asesina a todos.

Con dos versiones cinematográficas, la cima de estos filmes es la basada en la historia de la familia Lutz, Horror en Amytiville (1979 - 2005), una de las más aterrorizadoras por una razón simple: ocurrió realmente y vivieron para contarlo. Para ver paredes que sangran y fantasmas, Stanley Kubrick realizó la más escalofriante, El Resplandor (1980), una presencia maligna en un hotel lleno de espíritus malévolos y almas en pena alrededor de un crimen en una de sus habitaciones.

Otros filmes destacados son Poltergeist (1982), una interesante variante del tema uniendo al cine fantástico con el de terror sobrenatural; las dos versiones de 13 Fantasmas (2001), una inmensa cárcel para un grupo de fantasmas llenos de ira y ganas de matar; o Los Otros (2001), una nueva mirada a las raíces causales de las casas embrujadas donde no hay maldiciones. En los últimos años el cine de terror japonés le ha dado un importante giro, con casas malditas que se vuelven en el centro de la ira de fantasmas que asesinan al que cruce su puerta, como es el caso de La Maldición (2004).

Pero no solo hay historias terroríficas, sino divertidas comedias como Beetle Juice (1988), el súper fantasma que nos abre un mundo paródico de casas embrujadas; con una estética oscura y expresionista, La Mansión Embrujada (2003) se transformó en algo más que un filme para niños; o Monster House (2006), un rescate de los cuentos sobre mansiones embrujadas adaptado a una historia infantil.

Donde se cometió un crimen, los fantasmas quedan, y si alguien se empeña en vivir en ese lugar, es más que seguro que los sufrirá en carne propia junto a sus familiares. Nada debe ser más terrorífico que descubrir que en nuestra propia casa habita el horror.

1 comentario:

Casa Embrujada en Cuernavaca dijo...

Que miedo conosco algunas pero no saco video porque estan en venta que ni creo que se llegen a vender pero luego me gano problemas